Donación de sangre sin discriminación
La Mesa de la Diversidad de Río Cuarto y la Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans reclama la urgente aprobación por parte del Senado de la Nación del proyecto de ley que debe terminar con la discriminación a las personas LGBT para donar sangre.
El proyecto fue presentado por primera vez en 2008 por el Diputado Nacional socialista Roy Cortina, junto a la FALGBT, y sumó luego proyectos de los Diputados Stella Maris Leverberg (FPV) y Ricardo Gil Lavedra (UCR). El texto, que fue aprobado por amplia mayoría en 2012 por la Cámara de Diputados prevé la modificación de los formularios que se utilizan para el proceso de donación de sangre, eliminando de ellos las preguntas lesivas de la dignidad e integridad de las personas LGBT.
Actualmente, la Resolución 865/2006 dictada por el Ministerio de Salud de la Nación, con fecha 13 de junio de 2006, que reglamenta la Ley Nacional de Sangre, establece requisitos generales y aprueba un interrogatorio mediante el cual se inhabilita transitoriamente por el periodo de 12 meses para donar sangre a las personas que hayan mantenido relaciones sexuales con varones homosexuales, a las mujeres que mantuvieron relaciones sexuales con hombres que a su vez tienen relaciones sexuales con hombres, a quienes hayan intercambiado sexo por dinero o drogas, a quienes estuvieron detenidos por más de 72 horas en instituciones carcelarias o policiales y a quienes hayan tenido relaciones sexuales fuera de sus parejas estables, entre otras.
En este marco, la orientación sexual o la identidad de género de las personas se propone como una circunstancia abierta o encubierta, utilizada como vehículo de persecución, estigmatización o falta de consideración por los intereses, derechos y garantías.
No debe existir contradicción alguna entre el derecho a la salud y los derechos de autonomía personal y no discriminación. Por el contrario, los derechos de autonomía y salud se potencian en esta situación, sosteniéndose desde una perspectiva de derechos humanos. Afirmamos el principio de no discriminación, el derecho a la igualdad y el derecho a la salud como derechos humanos básicos inherentes a todos los seres humanos, recordando que su promoción y protección es una responsabilidad primordial de los Estados.